Los 29

Sergio Santa Cruz

Sergio Santa Cruz

Los 29  (English translation below) 
Malena tiene tradiciones, como mirar cuando para año nuevo cae la bola en Times Square, ver desde un puente los fuegos artificiales de Macys el 4 de julio, salir a hacer el trick or treat en Halloween o esperar que pase la cena de Thanksgivings para salir a recorrer tiendas el black friday. Todas ellas son costumbres netamente americanas, como ella que nació en Manhattan, hace una docena de años.
En cambio, nosotros luego de casi un cuarto de siglo en este país, no creo que conservamos tantas costumbres, tratamos de tomar mates, con pan con dulce de leche una vez al día, los fines de semana comer una picada de fiambres, embutidos, queso y aceitunas, acompañada de un vermouth como Gancia o Cinzano, en su defecto Martini Rosso. 
Otra cosa que hacemos para cualquier feriado, cumpleaños u ocasión especial como recibir amigos en casa, es comer un buen asado argentino, costillas a las brasas, vacío jugoso casi sangrante, despidiendo ese suave aroma ahumado de leños crepitando, no se salvan ni los intestinos de la vaca, porsupuesto no debe faltar el matrimonio interracial del rojizo chorizo y la mulata morcilla para que integrar policromatismo carnivoro, ni la blanca molleja o sweetbread como le dicen por aca, el acompañamiento es indistinto, ensalada mixta, no somos vacas para comer pasto, o ensalada rusa. Lo infaltable es el pan en la parrilla calentándose y el vino que de sobremesa invitara a una guitarra amiga a recordar la añorada infancia y acercará los sonidos de la patria lejana y nadie está hablando de sensuales y melancólicos tangos.
El pobre recurre a soluciones mágicas cuando los gobiernos lo sofocan con su corrupción ininterrumpida, entonces busca trucos para burlar la falta de comida. El ingenio saca de la galera viejas tradiciones ya hasta olvidadas por los abuelos, como por ejemplo, comer ñoquis el día 29 de cada mes y por propiedad transitiva nosotros se lo transmitimos a Malena.  
Según cuentan nuestros ancestros italianos, a fin de mes escaseaban los alimentos, entonces debían recurrir a las provisiones de reserva, para cocinar humildes pizzas en hornos de barro o hacer ese mazacote de papas, harina y pocos huevos del gallinero. La salsa de tomate con ajo, cebolla, laurel aromático y tramposo, perejil y pimientos, carne finamente picada a cuchillo le daba el sabor y espesor exacto a los deliciosos y suculentos ñoquis. 
Antes de comenzar a comer se daba gracias a dios por la suculenta comida, luego cada miembro colocaba una moneda o un billete debajo del plato como ofrenda para que no falte comida el próximo mes.
El que encontraba la hoja de laurel lavaba los platos.
Ya dejamos de lado la superstición itálica, porque con tantos 29 vividos, si juntamos cada billete debajo del plato deberíamos ser millonarios, aunque reconozco que nunca nos faltó comida en la mesa, pero fue gracias a nuestro sacrificio y no el milagro heredado por una tradición traída desde una isla del otro lado del atlántico. 
El dilema se presenta cada febrero durante tres años seguidos, lo cual nos obliga a comer ñoquis dos veces en marzo, el 1 y el 29. 
Me pregunto ¿Por qué no repetimos ese menú durante el transcurso del mes? Así como hacemos con las milanesas con puré durante la semana, las albóndigas con espagueti, las pizzas de los sábados por la noche, el asado el miércoles para cortar la semana y la parrillada del sábado porque no podemos esperar al domingo porque queremos comer capeletinis, raviolis, agnolotis, pasta con un trozo de carne tierna estofada, con el el vapor  de la pimienta  y el vino blanco impregnando la mesa familiar.
 
 
    
The 29th
Malena has traditions, such as watching the ball drop in Times Square for the New Year, watching the Macy's fireworks on the 4th of July from a bridge, going out to trick or treat on Halloween, or waiting for Thanksgiving dinner to pass to then visit stores on Black Friday. All of these are clearly American customs, like she, who was born in Manhattan a dozen years ago. 
On the other hand, after almost a quarter of a century in this country, I don't think we keep many of our customs. We try to drink mate, to eat bread with dulce de leche once a day, and on weekends eat a snack of cold cuts, sausages, cheese and olives, accompanied by a vermouth such as Gancia or Cinzano, failing that, Martini Rosso. 
Another thing we do for any holiday, birthday or special occasion besides receiving friends at home, is to eat a good Argentine barbecue, ribs on the grill, juicy vacio steak almost bleeding, giving off that soft smoky aroma of crackling logs, not even the cow's intestines are spared. Of course, to integrate carnivorous polychromatism, we need to have the marriage of the reddish chorizo, the brown blood sausage, and the white gizzard or sweetbread. The accompaniment varies, it can be mixed salad or Russian salad. We are not cows eating grass. We always have bread warming on the grill and wine. After dinner we invite a guitarist friend to remind us of our childhood and bring closer the sounds of the distant homeland. And we are not talking about sensual and melancholic tangos. 
The poor people resort to magical solutions when governments suffocate them with uninterrupted corruption. So, they look for tricks to distract from the lack of food. With ingenuity, they rediscover old traditions already forgotten by grandparents, such as eating gnocchi on the 29th of each month. We transmit this to Malena. 
According to what our Italian ancestors say, at the end of the month when food was scarce, they had to cook humble pizzas in clay ovens or make that mazacote of potatoes, flour and a few eggs from the chicken coop. The tomato sauce made with garlic, onion, bay leaf, parsley and peppers, and finely chopped meat gave the exact flavor and thickness to the delicious and succulent gnocchi. 
Before starting to eat, they thanked God for the delicious food. Then each member placed a coin or a bill under the plate as an offering so that there would be no shortage of food for the next month. Whoever found the bay leaf washed the dishes. 
We left aside the Italian superstition. With so many 29th's, if we had put bills under the plates, we would be millionaires. We never lacked food on the table, but it was thanks to our sacrifice and not the miracle inherited by tradition brought from an island on the other side of the Atlantic. 
The dilemma occurs every February for three years in a row, forcing us to eat gnocchi twice in March, on the 1st and 29th. 
I wonder why we don't repeat that menu during the course of the month, just like we do with the millaneses with mashed potatoes during the week, the meatballs with spaghetti, the pizzas on Saturday nights, the roast on Wednesday to mark the middle of the week and the parillada on Saturday because we can't wait for Sunday to eat capellini, ravioli, agnolotti, pasta with tender stewed meat, with pepper and white wine permeating the family table. 
   
     
 

Sergio Santa Cruz
Nació en argentina en 1968. Fue actor, conductor de radio y estudiante de varias carreras.
En el 2000 se mudó a NYC, fue actor de teatro, público poemas y relatos.
En 2022 se mudó a WPB buscando paz y nuevos aires para escribir.

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